Tras décadas de sobreexplotación, coches aparcados en un barranco (con los riesgos hidrológicos que esto conlleva) y varios incendios pavorosos en la zona, parece que al fin se toman medidas encaminadas a mejorar la sostenibilidad en nuestro turismo. Se han instalado barreras que impiden el paso a vehículos sin pase por ser residente o titular de un negocio. Los bañistas y visitantes han de aparcar en un solar dispuesto para ello y desplazarse en autobús hasta la cala. Medida muy necesaria y de la sólo cabe preguntarse: ¿cómo es posible que se haya tardado tanto?
El artículo del Diario Información.