(Tomado parcialmente del blog de Julià Alvaro)
Portugal acaba de aprobar la puesta en marcha de un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno de envases de bebidas (SDDR). Un sistema que ya funciona en el medio mundo más respetuoso con la sostenibilidad y que una parte de la Generalitat Valenciana intentó implantar en nuestra Comunidad Autónoma y que la otra parte del gobierno, junto con los grandes poderes económicos no lo permitieron.
La ley portuguesa enumera las razones para la implantación del sistema: disminuyen las toneladas de plástico incinerado y enterrado en vertederos, se reduce el impacto ambiental y el abandono en el territorio de millones de botellas, se valorizan mejor los materiales, se progresa en economía circular, se recorta en gasto de combustibles fósiles, se avanza en la independencia energética del país, se mejora la calidad del material resultante de los residuos, se favorece el cumplimiento de los acuerdos sobre el clima de París 2015 y se crean muchos puestos de trabajo.
La previsión de la ley portuguesa es que el sistema arranque a finales de este año 2019. Durante 2020 y 2021, y a cuenta de la propia administración, se dará un incentivo, una especie de gratificación al consumidor, por cada envase que se devuelva y a partir del 1 de enero de 2022 ya se cobraran los envases con depósito (latas, plástico, tetra-brick y vidrio). El sistema será gestionado por la Agencia Portuguesa del Medio Ambiente (APA) “con la participación de otras entidades”, que es la manera de facilitar la intervención de los distintos agentes implicados en el proceso. Vamos, lo que también defendimos en nuestro caso.
La norma portuguesa obliga por ley a todos los grandes supermercados, de 2.000 metros cuadrados o más, es decir, y para entendernos, del tamaño de un Mercadona hacia adelante, a ceder “gratuitamente” espacio para la instalación de las máquinas de recogida y, además, a habilitar una zona para vender exclusivamente bebidas en envase retornable. En nuestra propuesta, la recogida se hacia en el conjunto de comercios y todos tenían una compensación por gestionar los envases. Dejar fuera los establecimientos medianos y pequeños los excluye de un un flujo económico y un reclamo comercial importante.
Los legisladores portugueses, en la exposición de motivos de la nueva regulación, especifican que el sistema de Devolución y Retorno es el único que garantiza que se podrán cumplir las exigencias europeas en cuanto a gestión de plásticos y residuos en general. Cifran su actual porcentaje de reciclado de envases de bebida en un inaceptable 30%, muy parecido al que hay en Valencia, y explican tan negativo dato diciendo que el “punto verde” que se paga actualmente por la gestión de los envases, como en España, no supone ningún incentivo para el ciudadano. Recuerdan, como repetidamente hicimos también nosotros, que, frente a su 30% de reciclaje, en los países que ya disponen de SDDR se supera claramente el 90%.
Aquí, en cambio, lo que pasa, es esto: