Es necesario alertar sobre el profundo problema de suelos contaminados. Tal y como se describe en el País de hoy 17/09/18, en 1970 se excavaron varias zanjas para enterrar residuos radioactivos en zonas que afectan a varios términos municipales y dos Comunidades Autónomas. La legislación obliga a mantener un registro de suelos contaminados, tanto por este tipo de residuos, como de otros. Sin embargo, no hay rastro. Incluso la Consejería con competencias en Medio Ambiente afirma haberse enterado por la prensa… No es nuevo el hecho de que en este país se legisla mucho, pero no existe un suficiente cumplimiento de las Leyes, incluso por la misma Administración.

El artículo 81 del real decreto de 2008 señala: “El Consejo de Seguridad Nuclear [CSN] elaborará un inventario de los terrenos o recursos hidrológicos de los que tenga conocimiento que se hayan visto afectados por contaminación radiológica, informando de ello a las autoridades competentes a los efectos oportunos”. El CSN —heredero junto al Ciemat de la extinta Junta de Energía Nuclear (JEN)— conoce perfectamente que se produjo el vertido y el enterramiento de los lodos radiactivos a lo largo del canal. De hecho, en 2012 el área de Protección Radiológica Ambiental del CSN elaboró un informe relacionado con el futuro inventario de suelos contaminados que concluyó que se debe “realizar una caracterización más completa del alcance de la contaminación” en los enterramientos del Jarama. Pero la aprobación del inventario está paralizada
El suelo es uno de los recursos más contaminados del Planeta y, al mismo tiempo, su contaminación es poco visible, valorada por la población. No existen campañas en TV o radio. No aparece en las encuestas. Sin embargo, su desaparición o contaminación, a veces permanente en términos de vida humana, es desastrosa. Cabe recordar que el suelo es el recurso del que las plantas que alimentan a la Humanidad (o a los animales de los que depende la ganadería) y que su importancia es vital.
Cabe empezar a concienciarnos sobre ello.
Aquí el artículo de El País